
TENGO LINEAS EN LA PLANTA DE MI PIE

Tengo líneas en la planta de mi pie. Todas son diferentes y juntas forman un mapa extraordinario que yo misma quiero descifrar.
Esas líneas pasan por puntos específicos, experiencias como peajes para llegar a algún sitio.
Piensa en las líneas como rutas que atraviesan geografías. Hay una voluntad de llegar al sur, toco los cerros y surcos, si me animo puedo tropezarme con piedras.
Siento ruidos en mi cuerpo que se conectan a esos puntos, pequeños dolores que me hacen aún más sensible.
Viajo por un segundo a mi clase de geometría: un triángulo que une la punta de mi cabeza con mis Hombros y miles de micro rectángulos que tocan sus vértices y todos de alguna forma desembocan en mis pies.
Hay cayos y cicatrices a lo largo del camino. Además tengo ríos, lagos y mariposas.
Algunas líneas parecen bifurcaciones que marcan un quiebre entre zona y zona. Mi dedo aprieta, todo parece estirarse y volver a su lugar.
Las líneas son en realidad los rastros de pisadas anteriores que ya ganaron personalidad al adecuarse con el peso de mi cuerpo.
La huella que tmb soy y mis limitaciones enseñándome con molestias lo mucho que debo amasarlas, quererlas y observarlas para volverlas vírgenes, nuevamente frágiles a la experiencia.
La planta de mi pie me muestra el otro lado de las cosas. Las bahías, el fin del recorrido o el comienzo de otro.
Tengo líneas en la planta de mi pie y juntas forman un mapa extraordinario que jamás podré descifrar.